Yo sí que conozco a Papá Noel (al de verdad)
Hoy es Nochebuena.
Día de ilusiones, sobre todo para los más peques de la casa.
Hoy un tipo regordete vestido de rojo bajará por la chimenea a dejarte unos regalos junto al árbol (da igual si no tienes chimenea o no has montado el árbol, pero sí espero que te deje algo)
Hoy no quiero vender.
Ni hablarte de Retail.
Aunque algún aprendizaje entre líneas sí que hay.
Solo me apetece contarte el día que conocí a Papá Noel.
Verás.
En el (muy) lejano dos mil siete yo gestionaba tiendas de telefonía móvil.
En esa época los fabricantes de móviles aún desconocían la revolución que se les venía encima y de la que alguno no salió vivo (pocos meses antes se había presentado el iPhone)
Como no sabían lo que iban a vivir eran muy generosos con los distribuidores que vendían sus productos.
Lo que estaba en marcha en ese momento era un viaje a Finlandia.
En octubre de ese año recibimos una llamada.
En principio no habíamos conseguido una de las plazas, pero a última hora habían tenido una baja inesperada.
Nos dijeron que nos daban su plaza, pero la condición era que debíamos tener el pasaporte en vigor, salíamos en tres días.
Les dijimos que sí lo teníamos, e inmediatamente nos fuimos a intentar conseguir el pasaporte (no íbamos a perder esta oportunidad) rogando a los policías y funcionarios que nos hicieran un hueco.
Lo conseguimos después de mucho insistir.
Si llega a ser ahora, con lo de la cita previa, hubiera sido imposible.
Bien.
Pasaporte conseguido.
Ahora tocaban tres días de viaje a Rovaniemi, la capital de Laponia.
El primer día nos llevaron a un sitio de alquiler de ropa, porque no estábamos preparados para vivir a veinte grados bajo cero.
Después a montar en trineos tirados por perros, tarde de descanso en unas cabañas montadas en la nieve y a cenar calentitos a un buen restaurante.
Al día siguiente pasamos el día montados en motos de nieve, excursión por el río congelado y ruta por las montañas.
A la hora de cenar nos llevaron a un hotel hecho completamente de hielo.
Llamativo, pero eso de cenar con tanta ropa que ni te puedes mover y con guantes es algo incómodo.
Y al día siguiente, el último día, el plato fuerte.
Nos llevaron a la casa (más bien pueblo) de Papá Noel.
Nos enseñaron las instalaciones.
Estuvimos charlando con él.
Y a la salida, como no, tocaba pasar por la tienda de regalos.
Tres días de un viaje que no pensaba tener.
Tres días de disfrute como un niño (vamos, lo que era con veinticuatro años)
Seguimos! 💪
PD. Yo sí le puedo decir a mis hijos que conozco a Papa Noel, y tengo foto para demostrarlo.
PD. Finlandia es donde estaba la sede de (la antigua) Nokia, la que fabricaba el famoso 3210, pero no es la marca que nos llevó allí.
PD. Vale, te dije ayer que te iba a hablar del tema de mi web, pero es Nochebuena. Esta semana te lo cuento.